MEDITANDO EN LA VIDA DIARIA.
Me encanta la idea de sentarme en mi lugar tranquilo de casa, colocar mi estora de yoga y sentarme sobre ella a meditar.
Esto, que parece tan sencillo, en ocasiones cuesta muchísimo hacerlo. A menudo, porque estamos cansados de nuestra jornada laboral, añadiendo obligaciones familiares, quehaceres de casa, etc. Y cuando ya hemos terminado con todas estas «obligaciones», entonces apenas nos queda energía para nuestro ratito, sentarnos a meditar, relajar la mente, intentar parar la velocidad de nuestros pensamientos.
Os pregunto: ¿os suena de algo esta situación? ¿creéis que os pasa algo parecido? ¿sentís que andáis corriendo durante todo el día? ¿que apenas os queda algún momento para, simplemente, no hacer nada?
Al menos, a mí me pasa! Como la experiencia me ha enseñado, puede que en ocasiones, sea mejor irse a la cama, si nuestro cuerpo necesita descansar. Pero vale la pena dedicar unos minutos a calmar la mente, porque seguro que luego descansaremos mucho mejor!
Nuestro ritmo diario suele ser muy intenso, se nos exige un nivel muy alto de concentración en nuestros trabajos, sea con esfuerzo físico o mental. Y además, actualmente tenemos el cambio de vida radical que nos ha traído el virus. Vivimos con una incertidumbre en muchos aspectos de nuestra vida que hacen que sea difícil sentirnos en calma. Para mi algunas veces, es una lucha interior: por un lado te sientes agradecida, con buena energía; por otro, sientes llegar el abatimiento, los pensamientos sobre el mañana, pensar qué pasará en el futuro, pensar qué porvenir tendrán nuestros hijos (si los tenemos), etc.
Creo que es importante dar las gracias por todo lo que tenemos, sentir que muchas personas no tienen un hogar, una familia, un trabajo, unos amigos, etc. nos hará valorar mucho más lo que tenemos.
También quiero animaros o motivaros, desde mi perspectiva, a no perder la ilusión ni los buenos deseos de seguir buscando y luchando para tener ese instante de soledad con uno mismo, tan necesario para nuestra vitalidad.
¿Cómo lo hago yo? Algunas mañanas me levanto un poquito antes de la hora «oficial» (sobre las 06.00h), otras veces tarde en la noche y en otras ocasiones, simplemente, aprovecho el transporte público de ida y venida, ya sea metro o autobús, para concentrarme en mi respiración, relajar mi cuerpo y tratar de aquietar mi mente. Entonces, observo mis pensamientos y trato de que vayan un poco más lentos… está claro que ellos no son yo, tan solo son una parte de mí. Una parte de este yo.
Esto me recuerda a Thich Nhat Han y a muchos otros no tan conocidos pero excelentes maestros también, que explican que la meditación puede convertirse en un hábito diario donde aprovechemos momentos de nuestro día a día para relajar la mente. Y no solo sentándonos a meditar en el suelo o sobre un cojín. Sino, aplicándolo en distintos lugares y momentos del día, incluso, en aquellos en los que hay gente y ruido. También, andando por la calle, desarrollando el ahora tan famoso «Mindfulness», practicando la consciencia plena allá donde estés.